La llegada de la tecnología a los despachos es un hecho, y un proceso que no tiene vuelta atrás. La aparición de programas y/o robots que permiten automatizar procesos contables supone un aumento de la capacidad productiva de la eficiencia de los despachos.
El contable, como lo hemos venido conociendo, va a desaparecer, y lo va a hacer de una manera natural, como lo han hecho la máquina de escribir, el fax, o sectores enteros como los videoclubs, o la fotografía no digital. Quien nos iba a decir que caerían gigantes como Kodak, Blockbusters o la mismísima Blackberry, que no supo ver el fenómeno de los smartphones liderado por Apple, desaparecerían o tendrían una cuota de mercado mínima.
Los profesionales de la contabilidad no van a ser ajenos a este proceso irreversible de automatización, la velocidad de contabilización, gracias al empleo de las nuevas tecnologías ha aumentado hasta limites inimaginables hace tan sólo unos años. Mayor velocidad de contabilización, minimización de errores, pura y simplemente, mayor eficiencia, ¿Qué sentido tiene hoy introducir manualmente, por ejemplo cien facturas emitidas, cuando con listado en hoja de cálculo y un importador, estamos hablando de un proceso de 5-10 min. y sin errores.
Esta tecnología va a suponer, la aparición de plataformas tecnológicas que permiten a nuestro posible cliente generar una contabilidad a un precio muy económico, eso sí, con muy poca o ninguna supervisión. O la propia AEAT que este año, para las empresas que llevan sus libros registros a través del SII pone a su disposición los borradores de las declaraciones de IVA. Si nos limitamos al trabajo burocrático, alguien lo va a hacer más rápido y más barato, vamos a tener hasta la competencia del Estado.
No podemos quedarnos en la asesoría tradicional, que recoge papeles, los “pica”, y somos meros rellenadores de papeles, si hasta la AEAT va a facilitar el IVA a todos en un futuro próximo. O ¿no va a intentar el cliente bajar el precio, si la AEAT te facilita ya hasta el IVA?
Debemos aprovechar toda esta velocidad de contabilización, que nos permite tener a nuestra disposición toda la información contable mucho antes, para ponerla a disposición de nuestros clientes, ayudándolos a interpretar la información contable, convirtamos la contabilidad en lo que es, una fuente de información de las empresas de nuestros clientes, aportándoles la información que necesitan para medir la gestión de sus empresas, en mi opinión, es la evolución del despacho, de asesor a consultor, a aportar servicios de valor añadido.
Estas nuevas reglas del juego deben poner en valor el papel del consultor, nuestro reciclaje continuo a una legislación fiscal y contable muy cambiante y a la irrupción de las nuevas tecnologías, adaptémonos, hagamos el esfuerzo, aportemos valor al cliente para ver reconocido ese esfuerzo en nuestros honorarios.
Todo este proceso de digitalización va a suponer una redefinición de la profesión, vamos a tener que pasar de efectuar tareas a implementar procesos que nos permitan intercambiar la información de forma ágil y adaptada a las nuevas tecnologías.
No tengamos miedo al cambio, y aceptemos y hagamos ver al cliente que cobramos por lo que sabemos, no por lo que hacemos.